Escritores fuera de su tierra
Los escritores y el
exilio… Me motiva desarrollar su situación y sus sentimientos
ya que, poniéndonos en su lugar,
compartiremos la huida del país por determinado motivo. Reflexionaremos sobre
lo doloroso que es despegarse de la
tierra en la que uno nació, se crió y creció.
“Escribo
versos previamente llorados por la ciudad donde nací”, escribe Gelman en su
poema “Mi Buenos Aires querido” manifestando un estado de plena angustia,
nostalgia y depresión. Como cualquier persona que ama sus tierras natales, él
las extraña cuando se encuentra lejos de las mismas. De sólo imaginar tener que alejarse de amigos, vecinos
y, en ciertas ocasiones, de familiares, nos sentiríamos disgustados. Es como
empezar de cero, pero en contra de su voluntad. Se dan cuenta de cuánto aman a
su país cuando se van. Ya no sentirán las risas de los niños de las familias
todos los domingos cuando se junten a comer el asado, ya no se aferrarán a esas
brisas de verano por la tardecita sentados plácidamente en una silla afuera de
su casa, ya no más. La soledad, triste y
deprimente. Deprimente como no ver más a tu madre o a tus hijos. Para algunos, peor que
estar muertos.
Pero más
allá de que los desarraiguen de sus tierras, habrá algo que nunca les podrán
sacar: su idioma. Y ahí sí, cuando recuerdan que al menos queda algo de su
lugar natal de lo que no lo pueden privar, llegará la nostalgia pero también el
sentimiento de que no todo está perdido, y sobre todo, llegará la esperanza.
Esperanza de reencontrarse con su gente, de abrazar una y mil veces más a sus
seres queridos, esperanza de ser, una vez más, argentino.
Eugenia Risso
5to año 2015
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