viernes, 28 de octubre de 2016

12 de octubre: Día del Respeto a la Diversidad Cultural

   El 12 de octubre celebramos el Día del Respeto a  la Diversidad Cultural.  Esta fecha  recibió muchos nombres: Día de la Raza, Día de la Hispanidad, Día del Encuentro…y conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a América.  Desde el año 2010, el cambio de denominación ha  pretendido otorgar  a dicha fecha  un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y  varias declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos.
     El continente americano tiene un pasado y presente signado por  la presencia de grupos culturales diversos que tejieron una historia de dominación, mestizaje, exclusión, convivencia, comunicación e incomunicación. El respeto a la diversidad cultural implica la coexistencia pacífica de los diferentes grupos culturales que habitan un espacio y el compromiso de salvaguardar sus manifestaciones culturales.
      Pretendemos que esta conmemoración promueva la reflexión acerca de  la historia y la posibilidad de diálogo entre culturas. También, el reconocimiento efectivo de los Derechos Humanos de nuestros pueblos originarios, tal como lo establece la Constitución Nacional en sus artículos sobre la igualdad de las personas, dándoles la garantía del respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.

Palabras alusivas
     Hace más de quinientos años, España y América se enfrentaron antes que nadie al problema del otro: el contacto con  hombres y mujeres diferentes, de otra cultura.Ese contacto entre la cultura indígena y la española estuvo marcado por el desencuentro.  Primero fue la incomunicación, los unos y los otros se asumieron, mutuamente, desde su propio universo cultural enviándose mensajes que nunca fueron recibidos o cuyos signos fueron interpretados de manera equivocada. Los europeos  pretendían comunicarse con  mensajes lingüísticos, mientras que los indígenas pusieron el acento en sus rituales cargados de simbolización. Inmediatamente después vino el despojo, la explotación, la muerte, junto a un violento proceso de invasión y aculturación.
     Los europeos no solo silenciaron la palabra y la voz de los pueblos originarios de América; además desconocieron su modo de entender el mundo,  esa cosmogonía donde radican la esencia y la originalidad de nuestros pueblos.  No escucharlas es negarnos a comprender.
     Este fenómeno se repite hoy a escala mundial, vivimos en un tiempo  de migraciones, de movimientos constantes de población tras diferentes búsquedas: hospitalidad, trabajo, paz; pero el encuentro con el semejante y diferente a la vez,  sigue siendo un problema.
     Quizás, desde aquel tiempo de conquista a esta parte,  el pretendido lugar de encuentro de culturas esté marcado por la supremacía de un “nosotros”, blanco y occidental por sobre un  “otro” históricamente negado, invisibilizado entre los “nadies” de los que dijo el escritor Eduardo Galeano:
“Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal (…)”
     ¿Cómo generar un nuevo modelo de convivencia humana que posibilite el respeto a la diversidad cultural? Según la antropóloga Dolores Juliano, con una modificación en la interpretación de nosotros mismos. Es decir, para recibir aportes del otro, tenemos que dejar de ver nuestra cultura como algo completo, acabado y que se puede desintegrar con el contacto de otros. Tenemos que pensarla como formando parte de un proceso en el cual se desechan algunas cosas y se incorporan elementos nuevos. Debemos aprender que nuestras soluciones pueden ser modificadas, porque nosotros estamos en movimiento, creciendo, aprendiendo y los otros también están en proceso de cambio de sus patrones culturales. Esto da la oportunidad de enriquecimiento mutuo.
     En esta conmemoración, pensemos que la disposición a escuchar,  es una decisión fundamental que nadie puede tomar por nosotros, porque escuchar presupone estar dispuesto a callar, a hacer silencio de nuestra palabra, o modo de pensar, para dar lugar al otro.  Y éste es un primer desafío en la aceptación de la diversidad cultural como potenciadora de crecimiento.

                                                                                 Profesora Claudia Benaglia

 PROPUESTAS PARA PROMOVER LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
      A)  Se invita a los alumnos a expresar sus ideas con respecto al texto disparador que se les presentó la semana anterior.

B)    “Cada cultura pregunta y responde, desde su contexto y su sensibilidad, construyendo un ámbito de significación propio.”
La profesora Tamara Cinalli nos cuenta  la experiencia vivida en Salta junto a integrantes de la comunidad colla.




Imágenes de la visita a Salta


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